En las últimas 24 horas, más de 500 personas han llegado a Lanzarote en diez embarcaciones, lo que ha desbordado los servicios de emergencia y atención de la isla. En una situación que sigue empeorando por la previsión de nuevas llegadas, Paco Robayna, periodista de Radio Faycán, entrevista a Enrique Espinosa, gerente del Consorcio de Seguridad y Emergencias de Lanzarote, para conocer cómo se está gestionando esta crisis.
Enrique, ¿cómo está la situación tras esta llegada masiva de pateras en las últimas 24 horas?
Bueno, la verdad es que ha sido una madrugada muy intensa. La primera embarcación llegó sobre la 1 de la mañana, luego fueron llegando otras cuatro, y al final de la mañana contábamos ya un total de diez embarcaciones, la mayoría neumáticas. Son aproximadamente 560 personas. Ahora mismo estamos haciendo el recuento de mujeres y menores, y esperamos tener información más detallada en breve. Lo complicado en estas situaciones es que no podemos tener los datos exactos al momento. Cuando llega una avalancha de esta magnitud, hay que esperar a tener todos los registros completos para ofrecer cifras oficiales. Además, los menores no acompañados ya están siendo gestionados por los servicios sociales, pero esto lleva tiempo, ya que en algunos casos se denuncia que son menores, aunque aún se debe verificar.
Entiendo. ¿Dirías que esta ha sido una jornada especialmente complicada o ya están acostumbrados a manejar este tipo de situaciones?
Aunque lamentablemente nos estamos acostumbrando, la jornada de ayer fue muy complicada. Septiembre había sido muy tranquilo hasta este punto; no habíamos tenido ninguna embarcación. Pero de repente, en un solo día, recibimos diez. Según nos ha informado Salvamento Marítimo, la previsión es que hoy también sigan llegando embarcaciones, por lo que la situación no parece que vaya a mejorar pronto. Todas las embarcaciones han llegado a Lanzarote, aunque algunas fueron derivadas a Gran Tarajal y Puerto del Rosario en Fuerteventura para aliviar la presión sobre nosotros, lo cual ha sido una pequeña ayuda. El CATE, el Centro de Atención Temporal de Extranjeros, está completamente colapsado. Hemos instalado carpas adicionales con la ayuda del consorcio para la Policía Nacional, pero la situación sigue siendo crítica.
¿Qué capacidad tiene el CATE y cuántas personas están ahora mismo bajo esas carpas?
El CATE tiene una capacidad para menos de 300 personas, y ahora mismo hay unas 500 allí, hacinadas bajo las carpas. A petición de la Policía Nacional hemos instalado más carpas, pero es prácticamente imposible gestionar adecuadamente esta cantidad de gente en un espacio tan limitado. Aunque estamos haciendo todo lo que podemos, la situación es insostenible. El protocolo establece que la responsabilidad de las personas mayores de 18 años es del Estado, a través de la Policía Nacional, que son los encargados de gestionar el proceso de inmigración. Nosotros, desde el consorcio, apoyamos en todo lo necesario, pero ellos deben encargarse de tramitar las derivaciones y verificar la identidad de los migrantes con sus consulados. Además, tienen que gestionar sus expedientes de expulsión, y todo este proceso lleva un mínimo de 24 a 48 horas.
Nos comentan que algunas personas han sido derivadas al hospital. ¿Cuántos han necesitado atención médica hasta ahora?
Sí, hasta el momento hemos derivado a diez personas al hospital. Siete ya están confirmadas, y otras tres están pendientes de ver si también necesitan ser trasladadas. Es algo bastante común, ya que llegan en condiciones muy duras: deshidratados, con problemas de salud, algunas mujeres embarazadas… Lo primero que hacemos es asegurarnos de que reciban atención médica. También hay otras personas que tienen pequeñas dolencias y son atendidas directamente en el muelle. En esos casos, se decide que no es necesario llevarlas al hospital.
Sobre los menores no acompañados, ¿cómo es el proceso para saber si realmente lo son y dónde están mientras tanto?
Los menores están bajo la responsabilidad del Cabildo y el Gobierno de Canarias. Se encargan de gestionar su traslado a los centros de menores una vez llegan al puerto. Ahora mismo, los que llegaron ayer aún están en proceso de derivación desde el muelle, porque no hay espacio suficiente en los centros de menores. Lo que sucede es que, cuando los centros se llenan, hay que desalojar para poder realojar a los nuevos, y todo esto lleva tiempo. El procedimiento no es inmediato, pero intentamos darles las condiciones más dignas posibles, ya que estamos hablando de personas vulnerables.
Y en esos centros de menores, ¿conviven niños pequeños con adolescentes? ¿Cómo se organiza eso?
En un mundo ideal, se intentaría separar a los menores por edades para que sea más cómodo y saludable para ellos, pero cuando llegan tantas personas de golpe, lo primero es realojarlos donde haya espacio disponible. Después, ya se hace una redistribución más adecuada. Lo que suele suceder es que, una vez están en el centro, el Gobierno de Canarias los deriva a Gran Canaria o Tenerife, donde hay más capacidad. Pero durante los primeros días, lamentablemente, van donde se pueda.
Enrique, ¿puedes contarnos un poco más sobre el despliegue de medios técnicos y humanos para atender esta avalancha de personas?
Salvamento Marítimo ha estado desplegando todos sus medios. A veces nos hemos encontrado con que las embarcaciones están llegando tan cerca de la costa que, a unos 100 o 200 metros de Arrecife, han tenido que ser llevadas a Fuerteventura porque aquí no hay más capacidad para recibirlas. Además, estamos limitados por los mantenimientos de las embarcaciones de Salvamento. Aunque han puesto todo su esfuerzo, las embarcaciones deben seguir sus tablas de mantenimiento, lo que complica aún más la situación. Por otro lado, la Policía Nacional también está sobrepasada, y es probable que tenga que traer refuerzos de otras islas para poder cumplir con la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, ya que no pueden trabajar más de 12 horas seguidas. Todo esto está suponiendo un desgaste físico y mental tremendo para todos los que estamos involucrados en la gestión de esta crisis.
No me cabe duda de que debe ser agotador para todo el personal. ¿Cómo estáis manejando este desgaste?
Es muy difícil. El personal lleva casi 24 horas seguidas trabajando, aunque han tenido pequeños descansos gracias a que algunas pateras fueron derivadas a Fuerteventura. Pero esto no es sostenible a largo plazo. Son personas voluntarias, con toda la buena voluntad del mundo, pero llega un momento en que el desgaste es demasiado, tanto física como mentalmente. Hay que tener en cuenta que este es un esfuerzo continuado, y aunque hacen un trabajo extraordinario, no se les puede pedir más de lo que ya están dando.
Ayer, cuando una de las pateras llegó a la playa de La Garita en Arrieta, los vecinos salieron enseguida a ayudar, llevando mantas, ropa, comida, agua… ¿Qué opinas sobre este tipo de acciones?
Es lo que nos hace humanos. En Lanzarote siempre hemos demostrado una gran solidaridad. No se trata de que sean subsaharianos o de cualquier otro lugar, son personas que están buscando una vida mejor. Nadie se sube a una embarcación como esas si no está desesperado o buscando algo mejor para su familia. Muchos de ellos pasan años trabajando en condiciones terribles para poder pagar ese viaje a las mafias que organizan todo. En esos momentos no hay que juzgar, solo ayudar. Esa es la verdadera esencia de la población de Lanzarote, la humanidad y la solidaridad.
Está claro que hay un esfuerzo enorme por parte de la sociedad y los voluntarios, pero, ¿qué pasa con el Gobierno del Estado? ¿Cómo está colaborando en este momento de crisis?
Bueno, aquí es donde necesitamos que el Estado asuma plenamente su responsabilidad. La gestión de la inmigración es una competencia estatal, y nosotros, como isla, no tenemos los medios suficientes para manejar situaciones de esta magnitud. Estamos haciendo todo lo que podemos, pero no es suficiente. El Estado tiene que involucrarse mucho más, porque no se trata solo de gestionar los que llegan, sino de prever estas situaciones. Además, estamos hablando de una entrada a Europa. Lanzarote es la puerta de entrada a la Unión Europea, y lo que estamos viendo es que Europa también empieza a cerrar fronteras. Las políticas migratorias tienen que adaptarse a esta nueva realidad, y eso incluye que se nos dote de más recursos, tanto económicos como humanos.
¿Crees que Europa y el Gobierno de España deberían hacer más para atacar el problema en origen?
Sin duda. Europa tiene que implicarse en los países de origen. Las mafias que controlan la inmigración en estos países se aprovechan de la desesperación de las personas. Si no se trabaja en origen, el problema nunca terminará. A veces escucho que lo que debería hacer Europa es establecer centros en esos países para que los migrantes no tengan que arriesgar sus vidas en el mar. Pero eso requiere acuerdos bilaterales sólidos y recursos económicos. Es un problema complejo, pero Europa y el Gobierno de España tienen que asumir que la inmigración no se detendrá solo con medidas en nuestras costas, se necesita una estrategia global que incluya a los países de origen.
Una última pregunta, Enrique. ¿Qué esperas de los próximos días?
Espero que el Estado tome medidas rápidas y efectivas. La previsión es que sigan llegando más pateras, y si no recibimos apoyo adicional, la situación se volverá insostenible. Hemos demostrado una gran capacidad de gestión y solidaridad, pero ya no podemos seguir enfrentando esto solos. Las instituciones europeas y nacionales tienen que intervenir con más recursos y más personal. De lo contrario, no solo estaremos colapsando los servicios de emergencia, sino también comprometiendo la dignidad y los derechos humanos de estas personas.